¡Una receta animada!

(By él)

Una de las primeras entradas de este blog estaba dedicada al cóctel favorito de ella, el neoyorquino Cosmopolitan. Un post muy convencional, con su texto y sus fotos. Pues bien…hemos dado un pasito más y nos hemos adentrado en el mundillo de las recetas animadas, con este modestísimo vídeo sobre aquel antiguo post.

¡Y garantizamos que no será el último! 😉

https://youtu.be/hTac1XO91p4

«Mardita» Ron

(By él)

No todo va a ser alabar locales de La Coru. Y si bien Marita Ron nos había agradado mucho en un primer momento por su diseño en general, y creo que sobre todo por su patio interior que nos solucionaba nuestras ansiedades de antiguos fumadores, con dos o tres visitas más se fue todo al traste.

                                       

Consumiciones mañaneras. Vamos a ver, lectores y lectoras. (Bamos haber, para los más jóvenes). No se pueden tardar 25 minutos – casi media hora, ojo – en servir un simple café. Por la mañana. Y con el local medio vacío, o medio lleno, como se prefiera. Y no solo eso, sino tener que ver cómo sirven primero a otras mesas con gente que llega después…porque eso incomoda un poquito. Eso sí, aunque aquí quisieron desfacer el entuerto invitándonos a las consumiciones, el palote ya estaba puesto.

El baño. Esta es otra. Estoy muy de acuerdo y soy muy fan del look neoyorquino e industrial en los locales. Los hay  muy bien distribuídos, pensados y currados y que son auténticas maravillas… Pero he de confesar que cuando fui por primera vez al baño del Marita no sabía si nos acababan de bombardear y yo no me había enterado. Fue algo así como sumergirse en La Colmena de Cela, en los peores años de la posguerra.Y otra cosa…no se puede tener una puerta con cristal en un baño donde entran señoras y señoritas. Un poquito de porfavó. Otro palote.

                                  

Tercer palote. Copas por la tarde. Si tienes un local que quieres que sea superfashiondelamuerte no puedes tener de camareros a una especie de Fernando Esteso y a un aprendiz de hipster. Y si de hecho los tienes, por lo menos que sean rápidos y que solucionen. Si unos clientes, después de que les sirvan las copas, que son pasta, preguntan «¿Nos podéis traer unas gominolas o algo para picar?», no se puede responder «Un momento, es que tenemos mucho lío en la barra». Esto, de nuevo con el local medio lleno. Nos consolamos viendo como una chica que se sentó a nuestro lado llevaba 15 minutos esperando a que la atendieran.

Como decía aquel…por aquí no me huelen más. Hasta que cambien, claro.

Dr. Livingstone, estoy seguro.

( by él )

En la Rúa Alta de Pontevedra, allá por el número 4, se encuentra uno de los locales de copas más pintorescos de la ciudad: Dr. Livingstone, ¿supongo?, o como lo conoce todo el que lo haya pisado, «El Livingstone».

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Nada más enfilar la entrada nos recibirá un pasillo al aire libre con mesas a nuestra izquierda, plantas y distintos elementos que nos adelantan la ambientación del local una vez dentro: El África británica del s. XIX.

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Todo el local se encuentra plagado de fotos, cuadros, pieles, escudos, cascos, mapas y un sinfín de cosas más que nos sumergen directamente en los días en que el intrépido Henry Stanley pronunció la frase que da nombre al local tras encontrar al famoso médico, explorador y misionero que llevaba cinco años perdido tras descubrir la cabecera del río Congo y el lago Tanganica.

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Pero si hay algo que a ella y a mí nos encanta cada vez que visitamos el local para tomar una copa, es que nos sentimos como en casa. Y no es una frase hecha, porque sentarse en una buena butaca o sillón, disfrutando del aire fresco de esa pequeña terraza en verano, o del calor de una manta en invierno es algo que, como mínimo, te invita a «quedarte un poco más» y pedir otra.

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Copas y cócteles de excelente calidad y una buena atención aseguran la vuelta al local. Y ella y yo así lo hacemos, siempre que coincidimos en esta bella ciudad de Pontevedra y nos apetece pasar un buen rato en «nuestro sofá». En resumidas cuentas, y después de haber pisado muchos locales, éste se merecía este post y volver a visitarlo…supongo.

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Una plaza muy urbana

(by él)

En la calle Pastoriza 10, que une las calles San Andrés y Orzán, y casi fundido con la plaza José Sellier podréis encontrar un local que sin duda alguna no os dejará indiferentes. Su nombre es La Urbana.

El local funciona como bar desde el mediodía, en donde se puede pasar un buen rato dando cuenta de tapas muy bien preparadas. Ideal en las tardes de verano para tomar una copa temprana en su terraza y más que recomendable para ser visitado por la noche.

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Tanto para ella como para mí entra dentro de la categoría de nuestros locales favoritos en La Coruña. Tanto su decoración, donde predominan elementos de madera como los de las antiguas bodegas que ocupaban hace años este local, como su iluminación casi siempre tenue, con unas bombillas desnudas sobre la barra y las mesas que imitan a aquellas antiguas con filamento de carbono, están extremadamente cuidadas.

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Extremedamente cuidada es también la atención. No os harán esperar para pedir la consumición ni siquiera en los momentos de más afluencia ( seguramente los sábados de verano por la noche ) y con la plaza llena de gente. Una plaza encantadora y salpicada de mesas en la que, hasta ahora, siempre hay algo que nos ha llamado la atención: No hay gritos, ni ruidos estridentes, ni espectáculos chabacanos…es decir, se convierte, casi sin quererlo, en el lugar ideal para sentarse con los amigos y disfrutar de un buen rato de charla sin tener que levantar la voz. Bien, ¿no?

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Si queremos tomar la copa dentro también nos va a sorprender el volumen de la música. Lo suficientemente alta para ser disfrutada, y lo suficientemente baja para no convertirse en enemiga del intercambio de palabras.

Si aún no lo conocéis…entre San Andrés y el Orzán. La Urbana.