Receta muy sencilla con resultado exquisito y muy vistoso. Ideal para un entrante de los de «quedar bien«.
Que ustedes lo disfruten. 😉
(by ella)
Creo que ya he dejado claro en posts anteriores que AMO EL QUESO!!!, pero si tengo un amor incondicional es por el Parmigiano. Y considero que no puedo escribir ni decir su nombre en español, sería considerado una gran infidelidad.
Si de algo tengo un recuerdo inolvidable de mi vida en Italia es ir a comprar a los mercados Parmigiano al corte y es que hay algo que sería imperdonable,comprar el queso rallado. Se pierde toda la esencia del mismo, así que un buen rallador y a darle al brazo.
He utilizado este queso para realizar una receta que he visto en «Directo al paladar» y que el otro día compartimos en nuestra página de facebook He realizado algún cambio en la receta original y quiero compartir este plato con vosotros ya que está buenísimo.
Ingredientes:
Procedemos:
Sazonamos generosamente las pechugas con sal y pimienta y las freímos en una sartén hasta que se doren bien por los dos lados. Retiramos y reservamos.
Yo he utilizado el wok para realizar la salsa. Fileteamos los ajos y los doramos en el aceite en el que hemos freído el pollo, añadimos la nata líquida, el caldo de pollo, el quedo rallado, una cucharada de tomillo y media cucharada de curry, ligamos todos los ingredientes. Añadimos las espinacas y mezclamos bien con la salsa. Dejamos cinco minutos a fuego lento.
En una fuente para horno volcamos la salsa y sobre ella ponemos las pechugas.
Horneamos a 200º durante 15 min y otros 10 min a 140º en la parte media del horno (ya sabemos que cada horno es distinto). Gratinamos 2 min a 200º y servimos inmediatamente.
Os lo recomiendo con los ojos cerrados y un buen vino.
(by ella)
Seguro que os ha pasado en alguna ocasión, que habéis tenido que tirar hierbas aromáticas frescas por no hacer uso de todo el paquete.
En mi casa, desde la más tierna infancia, me metieron en el disco duro,: «la comida no se tira», y así es que no tiro ni una hierba.
Durante el verano me encanta tener en mi terraza distintas plantas aromáticas, una de ellas es la albahaca, ideal para aromatizar platos de pasta. Pero claro, no haces uso de toda ella, así que empecé a buscar formas de conservar y comparto con vosotros la que más me ha gustado.
Instrucciones:
Y ya que estamos, me pasa lo mismo con la menta, que se reproduce a lo bestia. Así que lo que hago con esta es secarla y la utilizo para aromatizar muchos platos de repostería y un toque al pescado.
Instrucciones:
Me encantan las especias para aromatizar mis platos y poder prescindir del uso de sal.
Os recomiendo leer el post de: «El frasco ha muerto, viva el frasco».
Eso es todo amig@s 😉
( by él )
Sobre el origen del tartar ( o lo que es lo mismo, la forma de comer carne o pescado crudo picado muy fino ) hay muchas versiones. La más facilona es la que nos la presenta como una costumbre originaria de los tártaros que poblaban Asia Central. Pero no…su origen está en la salsa tártara, que es aquella con la que se solía acompañar la receta original. Y que sepáis, además, que es muy popular en Polonia.
Hace unos días ella y yo cenamos Tartar de Atún en casa. Sinceramente, no es un plato difícil de preparar. Eso sí, os tiene que gustar el pescado crudo…aunque por otra parte, con el mejunje con el que se marina no parece que esté crudo, ni mucho menos ( esto es para animar a los más tiquismiquis ).
Y como en todos los posts en los que hemos explicado recetas, vamos con esta, que es muy sencilla. Nos hará falta, por una parte, un lomo de atún rojo cortado en taquitos, un aguacate cortado también en trocitos, un par de tomates ( sin el interior ) cortados de la misma manera y una cebolla muy bien picada. (Secreto: para mantener el aguacate cortado mientras preparamos todo y que no se ponga oscuro, regad los trocitos con zumo de limón 😉 )
Por otra parte, tenemos que preparar un mejunje. Lo haremos en un recipiente con 4 cucharadas de aceite de oliva, una cucharada de salsa de soja, una cucharada de mostaza ( la que más os guste, pero nada de cutradas de burguer ), una pizca de pimienta, una cucharadita de vinagre de Jerez y media cucharadita de caldo de carne. Todo esto lo mezclaremos bien, hasta que quede un líquido homogéneo, y hecho esto, añadiremos los taquitos de atún y la cebolla (no hay por qué echarla toda, eso va con los gustos). Mezclamos todo para que se impregne bien, y dejamos marinar 8-10 minutos.
Pues ya está casi todo hecho. Queda presentarlo, para lo cual nos podemos ayudar de una lata, o un vaso de los de tipo corto, que es lo que yo utilizo. En definitiva, que sea algo chato y cilíndrico. Llenaremos un tercio con el atún marinado, otro tercio con aguacate y lo que quede con tomate. Prensamos bien, damos la vuelta apoyados en el plato… et voilá 🙂
Por encima regaremos con un poquito del mejunje preparado con anterioridad, y adornamos con unas ramitas de cebollino bien picadas.
Bon appétit.
( By ella & él )
Si hay un plato invernal por excelencia en cualquier hogar hispano que se precie, ese es uno de lentejas. Calientes, contundentes y sabrosas, y como dirían nuestras madres, que «tienen mucho hierro».
Pero si de algo queremos tratar aquí es de una forma nueva de presentarlas. Y también de comerlas, ya que esta vez las vamos a convertir en una potente crema.
¡Y venga, manos a la obra!
En una olla alta ponemos agua, unas hojas de laurel,un chorrito de aceite de oliva y llevamos a ebullición, momento en que un cubito de «avecrem» nos da un puntito muy sabroso.
Posteriormente echamos las lentejas y dejamos que se vayan haciendo mientras nos ocupamos de otras cosillas.
Nos apasiona la cebolla y el ajo por lo que abusamos un poquito a la hora de cantidades, porque aquí cada uno tiene que personalizar así como en el tamaño del picado.
Y en esta ocasión añadimos también unos taquitos de jamón para hacerlas todavía más contundentes.
Rehogamos todo en una sartén con un poquito de aceite y cuando vaya cogiendo colorcito echamos pimentón dulce (suficiente para que coja color)
A nosotros nos encanta ese deje picante, y una cucharadita de pimentón le da su puntito.
Retiramos del calor y añadimos a la olla de lentejas dejando que se haga a fuego lento…………..
No puedo hablar de tiempos ya que «voy a ojo», y cuando veo que van asentándose y pruebo con una cuchara y la dejan «manchada», están!.
Las pasamos a un recipiente y con una batidora le damos una textura cremosa.
Y para darle un toque mas chic hacemos un picadillo con jamón, lo colocamos en el centro, y dibujamos a su alrededor un círculo con aceite de oliva virgen.
Pero para los más tradicionales se pueden reservar esas lentejas de siempre, que si quieres las tomas y si no…¡¡ las dejas !!
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